¿Por qué los bodhisattvas necesitan disturbar el statu quo?

De acuerdo con la maestra Zen y científica climática Kritee, parte de nuestro trabajo acerca del cambio climático es entender sistemas: como funcionan, como somos cómplices de ellos, y cómo podemos cambiarlos para que funcionen para bien. The post...

¿Por qué los bodhisattvas necesitan disturbar el statu quo?

De acuerdo con la maestra Zen y científica climática Kritee, parte de nuestro trabajo acerca del cambio climático es entender sistemas: como funcionan, como somos cómplices de ellos, y cómo podemos cambiarlos para que funcionen para bien. De la edición de primavera del 2020 de of Buddhadharma: The Practitioner’s Quarterly. 

Después del huracán Katrina, una residente de Nueva Orleans en un albergue temporal, cae de rodillas, a gritos implorando a los periodistas por ayuda (Septiembre 1, 2005). Fotografía por Ted Jackson, The Times-Picayune/Landov

Hace una década, he estado investigando los impactos del clima en diferentes prácticas de producción alimenticia, lo cual es importante porque nuestro sistema global de alimentos contribuye a más de una tercera parte de toda la polución climática generada por los humanos. Recientemente, tuve la oportunidad de presentar mis estudios al Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), lo cual me brindó, momentáneamente, un sentido de empoderamiento al afrontar la crisis climática. Pero la verdad,  es que me encuentro trabajando con un sentimiento de aflicción climático intenso. 

No estoy sola en esto. El número de científicos climáticos y activistas que reportan insomnio, ansiedad y ataques de pánico sigue creciendo. Muchos están agobiados por sufrimiento o ira.  Si yo no me dedicara regularmente a la meditación y prácticas para la angustia, combinadas con acciones estratégicas  con un círculo siempre creciente de activistas del ecodharma, yo se que también estaría agobiada. 

Los budistas pueden contribuir más radicalmente a la reducción del sufrimiento de lo que han hecho hasta ahora . 

El año pasado, he estado en contacto con un número creciente de compañeros  maestros de dharma que se han dado cuenta de la crisis climática y se están involucrando en la acción climática. Esto es en gran parte gracias a la atención brindada por las huelgas climáticas lideradas por la juventud, los “sit-ins” del Movimiento Sunrise, y las acciones de Extinction Rebellion. Mientras esto es algo que celebrar, también creo que los budistas podemos contribuir más radicalmente  a reducir el sufrimiento de lo que venimos haciendo hasta ahora. Sin embargo, para poder hacerlo efectivamente, tenemos que tener en cuenta, no solo nuestro entendimiento budista, sino también tener una buena perspectiva sobre los sistemas. 

Evitar una catástrofe climática requerirá de transiciones enormes, lo cual resalta preguntas importantes, como: ¿Quién pagará por las transiciones? ¿Serán estas transiciones consistentes con la democracia?¿ Y quien sufrirá más si estas transiciones no suceden, serán las comunidades de bajos recursos y los racialmente marginados?


Una transición razonable debe ser democrática, justa y equitativa. Debemos entonces considerar los aspectos éticos, morales, y espirituales de esta transición y preguntarnos cómo cada uno de nosotros, y nuestras sanghas, pueden asistir de forma práctica y concreta. También debemos estar dispuestos a considerar cambios en nuestro propio comportamiento, y el de nuestras sanghas, para así crear una sociedad más justa y sostenible. 

Como bodhisattvas comprometidos a liberar el sufrimiento de todos los seres, debemos empezar por ver la realidad relativa, o el sufrimiento tal y como es. Si no logramos ver la profundidad y extensión del sufrimiento, es muy difícil tomar una acción compasiva. 

Por lo menos un cuarto de la población mundial ya está afrontando una crisis existencial. De acuerdo con  la Organización Internacional del Trabajo, aproximadamente un billón de personas viven con menos de dos dólares al día. Más de dos millones de personas trabajan en sectores informales y no tienen contratos con sus empleadores. Estas personas y sus familias luchan dia a dia para hacer alcanzar el dinero. Una enfermedad, un nacimiento, o una muerte, un techo con gotera gracias a un diluvio extremo, o una cosecha fallida a raíz de una sequía puede ponerlos en crisis. Ellos ya están pasando por lo que las personas privilegiadas del  mundo Eurocéntrico temen que les espera en un futuro no muy lejano: enfermedad y muerte a raíz de eventos climáticos extremos, migración forzada por falta de recursos como el agua y los alimentos, al igual que la seguridad física. Ellos son los que menos han aportado al desarrollo de la crisis climática, pero ellos son los que sufrirán más a medida que la crisis climática avance. 

La crisis existencial que enfrenta  un cuarto de la humanidad no es algo que podemos dejar para más tarde, después de que afrontemos la crisis climática. Necesitamos un enfoque integrado que logre enormes cambios para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y que al mismo tiempo redistribuya el poder y el dinero evitando el apartheid climático. 

 ¿Cómo podemos lograrlo? Una transición justa requiere trabajar a través de los “sistemas de separación”, o más conocidos como “sistemas de opresión”, lo cual es otra forma de decir sistemas de dominación, jerarquía o superioridad. Basado en mitos y mentiras, estos sistemas proponen que un grupo es más normal, superior, y/o poderoso, y lo empoderan a dominar a otro grupo de seres vivientes. Por ejemplo, el patriarcado, la jerarquía de clases, y la dominación humana sobre los animales son todos sistemas de opresión. 

Crucialmente, las personas blancas de ascendencia Europea tienen poder y supremacía sobre las personas negras, cafés, amarillas, e indígenas alrededor del mundo. Globalmente, esta dominación racial y los sistemas económicos neoliberales asociados con ella, han ayudado principalmente a las personas blancas a recaudar cantidades enormes de riquezas, a robar tierras y esclavizar a poblaciones por cientos de años.  Esta concentración de poder y riquezas  está sistemáticamente protegida por medio de la militarización, leyes, tratados de comercio, y campanas publicitarias. 

Aunque hemos progresado en algunas áreas, por lo general damos por hecho estos sistemas de dominación. Nuestra mente y corazón se han acostumbrado al paradigma en el que un humano tiene control sobre otro. Esto es nuestra suposición  automática, y ha infectado todas las partes de nuestra psique. 

En el budismo, mediante la meditación y otras prácticas transformativas, podemos aspirar a conocer los estados de nuestra mente–corazón que el buddha (la persona) encarnó. Estos aspectos de la mente-corazón nos acercan más a la realidad tal y como es. Cuando vemos la realidad absoluta como es, no hay un individuo humano, no hay una entidad separada. Solo está el surgimiento condicionado: Yo soy tu, tu eres yo. Yo soy la mariposa monarca en vía de extinción, la mujer negra de la cual 5 generaciones de su familia han sido linchadas, como también Hitler y los fascistas modernos. Todos soy yo. Los más ricos y los más pobres, todos somos todos. 

Es importante resaltar que mientras el budismo ha ideado muchas prácticas para lidiar con el mito de la separación de la conciencia del individuo, apenas comienza a afrontar los sistemas de opresión. Un individuo no puede vencer a un sistema. Para vencer a un sistema, se requiere de otro sistema. Sistemas de opresión o separación deben ser reemplazados por sistemas de no-separación o no-dualidad. Lo opuesto del patriarcado no es el matriarcado, donde las mujeres son más poderosas que los hombres, más bien es un sistema de profunda equidad y solidaridad. 

Estamos tan acostumbrados a los sistemas de opresión, que se nos ha olvidado cómo vivir de una forma que no es separada. Los sistemas de jerarquía basados en la explotación y opresión deben dar paso a sistemas e instituciones basadas en la compasión y el cuidado sagrado de todos los seres. Esto requiere más que palabras y buenas intenciones: es necesario que sea respaldado por acciones que redistribuyen poder y riquezas a todos los marginados. Sin esto, el alivio de la sociedad y una justa transición no será posible. 

Aunque necesitamos estrategias y planes para rediseñar nuestras economías, también necesitamos líderes espirituales y morales que puedan penetrar mentes y corazones. Su trabajo es encarnar la solidaridad genuina, la interdependencia, y la amistad para ayudar a la gente a reconocer el sufrimiento que los sistemas de dominación han traído y como hemos sido cómplices de ellos. Cualquier ley que involucre la redistribución de poder y dinero no será honrada sin antes cambiar los corazones del opresor y el oprimido. 

Guiados por el dharma, los budistas podemos ayudar a nuestra sociedad a disturbar el statu quo, pero para poder contribuir a la transformación de la sociedad global, también necesitamos mirarnos tanto a nosotros mismos como a nuestras sanghas. ¿Qué quiero decir con esto? En un ensayo titulado “Suicidio Revolucionario”, la pastora afroamericana Lynice Pinkard nos reta como individuos y como instituciones a entender nuestra propia relacion con los sistemas de opresión. 

A qué medida cada uno de nosotros nos identificamos con las fuerzas de dominación y cómo participamos en relación que refuerzan la dominación y la explotación que van con ellas? ¿De qué manera y a qué medida estamos casados con nuestra propia habilidad de avance social, seguridad financiera, buena reputación y nuestra habilidad de “ganar amigos e influenciar a otros” en posiciones de poder?¿ O de la misma manera, nos identificamos ( al poner nuestras vidas en riesgo) con los esfuerzos para revertir los patrones de dominación, empoderamiento de comunidades marginadas (así no seamos nosotros los marginados) y buscamos relaciones sanas y sostenibles?

Ella argumenta que es este deseo de movilidad social lo que nos está matando espiritualmente. Es como si todos supiéramos que el árbol de nuestra civilización se está pudriendo, y aun así queremos llegar a su cima!

Como budistas, hemos tomado votos de no dar nuestras espaldas al sufrimiento de otros, los cuales vemos como a nosotros mismos. Cuando manifestamos con la integridad completa de lo que sabemos que es verdadero, naturalmente encontramos formas de ayudar a sanar nuestro mundo. Algunos de mis amigos budistas están realmente poniendo sus vidas en riesgo para defender a todos los seres. Así no estemos listos par poner nuestras vidas en riesgo, podemos hacernos preguntas importantes: 

¿Quién está en nuestra sangha? Si nuestra sanga no es diversa ¿tenemos contacto con comunidades negras, indigenas y otras personal de color (BIPOC) fuera de nuestras sanghas? Tener estos contactos y relaciones, muchas veces significa trabajar a través del trauma racial que se encuentra atascada en los cuerpos de todos los involucrados. ( Recomiendo fuertemente  la exploración del trauma sufrido por el cuerpo de las personas de color y las personas blancas de Resmaa Menakem en su libro My Grandmother ‘s Hands).

¿Estamos más dedicados a construir grandes templos budistas, o estamos abiertos a dirigir el dinero hacia la construcción de movimientos y a aquellos luchando por un cambio sistemático?

¿Estamos desinvirtiendo en los caminos que concentran el poder e invirtiendo en los que redistribuyen el poder? ¿Cómo podemos compartir el poder? ¿Cómo podemos romper con el status quo de los sistemas de dominación dentro de nuestras sanghas y otras comunidades que habitamos?

¿Estamos ganando más de los ingresos  promedio de nuestra sociedad? ¿Porque queremos un estándar de vida mucho más alto que otros en nuestro estado o país?

¿Podemos emplear a los más marginados en nuestra sociedad? ¿Qué tenemos que aprender para poder emplear y retener a estos individuos?

Estas no son preguntas fáciles. Yo luché con ellas y afronté el miedo de dejar ir mi propio privilegio, riqueza y activos.

No será fácil, pero como bodhisattvas en entrenamiento, debemos encontrar la valentía y la compasión de poder afrontar estas preguntas como individuos y como comida de practicantes. A medida que lo hagamos, tal vez encontremos un mejor entendimiento de las perspectivas de aquellos que destruyen nuestro planeta. Y tal vez podamos pode decir el muy necesitado NO a aquellas corporaciones de petróleo y gas que consideramos muy grandes para fallar ( sin necesidad de humillar a los individuas que trabajan para ellas)

Dado lo que ya está sucediendo, no tenemos el lujo de asumir que podemos lidiar con los problemas sociales y ecológicos después de nuestra iluminación. Mientras individualmente pasamos nuestro tiempo en nuestro cojín de meditación para afrontar la realidad absoluta tal como es, también debemos crear sistemas de iluminación y comunidades de amor que puedan afrontar la realidad relativa de nuestro presente sin perpetuar el trauma y del sufrimiento. 

ACERCA DE KRITEE

Kritee (Kanko, su nombre en el dharma ) Es una sacerdote de la tradición Rinzai Zen, científica climática y cofundadora de Boundless in Motion, una comunidad en Boulder dedicada a “la meditación zen y el activismo estratégico”. Entrenada como microbiología y bioquímica, ella es científica de cabecera en el Environmental Defense Fund Climate Program, por el cual ella ayuda a implementar agricultura pro-clima en India.