La sabiduría busca la sabiduría

En esta enseñanza de 1965 –tomada de los registros más antiguos de sus pláticas– Shunryu Suzuki Roshi explica lo que significa entender tu verdadera naturaleza. The post La sabiduría busca la sabiduría appeared first on Lion's Roar.

La sabiduría busca la sabiduría

En esta enseñanza de 1965 –tomada de los registros más antiguos de sus pláticas– Shunryu Suzuki Roshi explica lo que significa entender tu verdadera naturaleza.

Shunryu Suzuki with first rice “crop” at Tassajara, c. 1968. Photo by Clarke Mason

Hemos estado estudiando el Platform Sutra of the Sixth Patriarch [Sutra de la plataforma del Sexto Patriarca] y con él, prajna o sabiduría. Pero esta sabiduría no es intelecto o conocimiento. Esta sabiduría es nuestra muy nombrada naturaleza íntima, la cual está siempre en actividad incesante. La práctica de Zazen es sabiduría buscando por sabiduría. “Sabiduría busca sabiduría” es práctica zazen, y la vida diaria es sabiduría. La realización de nuestros preceptos es nuestra vida diaria; cuando nuestra vida diaria está basada en sabiduría, la llamamos “preceptos”. 

Cuando nos sentamos, no es que no hagamos nada. Solamente nos sentamos. No hay una actividad de nuestra mente. Sólo nos sentamos, y todo lo que hacemos es inhalar y exhalar. A veces vamos a escuchar a pájaros cantando, pero no estás escuchando realmente. Tus oídos van a oirlos; tú no estás oyendolos. El sonido simplemente viene, y tú respondes a él, eso es todo. A este tipo de práctica se le llama “la sabiduría busca sabiduría”.

Tenemos una naturaleza verdadera. Cualquier cosa que hagamos, incluso si no estás haciendo nada, tu naturaleza verdadera está trabajando constantemente. Incluso cuando estás durmiendo, está muy activa. Tu pensamiento o tus sensaciones son las actividades superficiales de ti mismo, pero tu naturaleza más íntima siempre está trabajando. Incluso cuando mueres, está trabajando. No me refiero a un alma, sino a algo –algo está siempre incesantemente trabajando.  Del modo en el que quieras llamarlo, no me importa. Puedes ponerle muchos nombres, o puedes darle varias interpretaciones, pero las interpretaciones pertenecen a tu intelectualidad. Esto es intelecto. Así que como quieras llamarlo, a la naturaleza íntima en sí misma no le importa. Algunos la llamarán “alma”. Algunos la pueden llamar “espíritu”. Algunos podrán decir,  “Oh no, no, eso es sólo material. El alma es sólo una función de la materialidad”. Quizás. La gente pondrá muchos nombres a esto, pero nuestra naturaleza íntima es nuestra naturaleza íntima. Los nombres tienen poco que ver con ella. 

Cuando nos sentamos, decimos que es la actividad del yo de la naturaleza más íntima. Déjala trabajar –no hacemos nada, sino dejar que la verdadera naturaleza trabaje por sí misma. Esto es la práctica de Zen. Por supuesto, incluso cuando tú no haces nada, tendrás dolor en las piernas, o alguna dificultad para mantener tu mente en calma. Y a veces quizás pienses, “Oh, mi zazen no es muy bueno”. Esto también es la actividad de la naturaleza más íntima –no es tu actividad, sino la actividad de tu naturaleza verdadera. Tu verdadera naturaleza dice, “Tu zazen no es muy bueno”. Si dice eso, debes aceptarlo: “Oh, no es muy bueno. ¿En qué estás pensando? Deja de pensar.” Esto es Zen. 

Cuando haces algo, esto tiene un tipo de moralidad en ello. Esto es porque estás haciendo algo por opción. Cuando tomas una decisión de hacer algo, tu naturaleza más íntima te va a decir, “Eso no va a ser tan bueno. ¿Por qué no haces esto de esta manera?” Estos son los preceptos, cuando tenemos opciones en nuestra actividad. En el zazen no tenemos opciones –sólo nos sentamos, y cualquier cosa que diga la naturaleza íntima, déjala hacerlo. “no me importa”. Esto es zazen. 

Pero cuando haces un plan, eres responsable de él. Entonces debes escuchar lo que tu naturaleza íntima dice –te dirá qué hacer. Si entiendes este modo, entonces este es el camino de la moralidad. Estos son los preceptos. Los preceptos no son sólo doscientos cincuenta o quinientos. Quinientos o trescientos –no importa. Cualquier cosa que hagamos son los preceptos, porque tenemos opción. Tenemos que tomar una decisión. 

“Soy responsable por esto –¿qué debo hacer?” Cuando tomamos una decisión escuchamos a la naturaleza búdica: ¿Qué debo hacer? Eso es todo. Aquí, en tu vida diaria, tienes preceptos, y tienes libertad también. Cualquier cosa que hagas te corresponde. Siempre y cuando tengas libertad, tú mismo tomas decisiones, así que tú debes de ser responsable por ellas. No debes decir, “El Buda debe ser responsable por esto. Yo no soy responsable por esto.” No podemos decir eso en nuestra vida diaria; debemos observar los preceptos, en vez de dejar la responsabilidad al Buda. Nosotros debemos ser responsables. Pero al mismo tiempo, tenemos libertad –no hay necesidad de que estés limitado por los preceptos. Los preceptos están formulados por tus propias decisiones. Siempre y cuando tengas actividad consciente, hay libertad, y al mismo tiempo, debes ser responsable. Esto es libertad –la verdadera libertad.

Alguien quizás diga, “Cualquier cosa que hagas, eso es naturaleza búdica, así que no importa lo que hagas”. Esto es un error. La moralidad sin naturaleza búdica es sólo un código moral, un código moral rígido por el cual te vas a esclavizar. Si tú te vuelves consciente de tu naturaleza búdica, de tu naturaleza innata, entonces eso es libertad, no preceptos rígidos. Tú haces las cosas por tu propia elección y de acuerdo a tu verdadera naturaleza: la libertad completa. Eso es también moralidad. 

En este sentido, tú tienes libertad –no estás esclavizado por tu naturaleza búdica o por un código moral. Y nuestro código moral no es siempre el mismo. No es permanente. Hablando en un sentido estricto, hay un código moral en cualquier cosa que hagas. Así que decimos que el Zen y los preceptos son uno. En la vida diaria, los llamamos preceptos; en la práctica de zazen, le llamamos Zen. No son diferentes; ambos están basados en la actividad personal de la naturaleza íntima. Este punto es muy importante. 

Esta mañana hicimos una reverencia nueve veces. El hacer reverencias al Buda es un tipo de práctica para liberarnos de nuestras ideas auto-centradas, para darnos a nosotros mismos por completo al Buda. Aquí, el darnos a nosotros mismos significa dar nuestra vida física e intelectual al Buda porque está basado en la naturaleza búdica. Incluso si nos olvidamos de todo ello, de todos modos tenemos naturaleza búdica. Así que el Buda hace la reverencia al Buda. Eso es hacer reverencia. Este es un significado. 

Otro significado: mientras sigamos con vida, tenemos un cuerpo, y tenemos que pensar algo. El Buda practicó Zen, y nosotros practicamos Zen, así que todos, cuando practican Zen, se les llama Budas. Y la mente de buda, o la mente de bodhisattva, es nuestro espíritu. El lograr la unidad en la dualidad es, en breve, nuestro espíritu. 

Debido a que no somos tan buenos, tratamos de mejorar. Esa es nuestra verdadera naturaleza. Y somos conscientes de ello –tenemos cierta intención de mejorarnos a nosotros mismos. Esta intención es exclusiva de los seres humanos. Las flores surgen en la primavera sin fallar, pero no hacen ningún esfuerzo; ellas surgen automáticamente –eso es todo. Nosotros también tratamos de abrir nuestras flores en primavera, sabes. Tratamos de hacer las cosas correctas en el momento correcto. Pero nos parece muy difícil –incluso cuando tratamos de hacerlo, no podemos. Esta es nuestra naturaleza humana. Siempre tratamos de hacer algo. Siempre tenemos algunas dificultades. Pero este punto es muy importante para nosotros. Es por ello que tenemos placer como seres humanos –porque las cosas son difíciles y siempre estamos haciendo algo de esfuerzo. Ese esfuerzo resulta en placer de la vida humana, un placer limitado a los seres humanos. A esto se le llama nuestra verdadera naturaleza. 

Si tú entiendes esta naturaleza verdadera, vas a encontrar la verdadera naturaleza dentro de ti mismo y en toda existencia. Las flores tienen esta naturaleza. Incluso cuando hace frío, se están preparando para la primavera, incluso cuando no saben que están haciendo un buen esfuerzo para surgir en la primavera. Cuando nos volvemos conscientes de ello, sabremos que esta naturaleza que tenemos es universal a toda existencia. De nuevo, esta consciencia de la naturaleza verdadera está limitada a los seres humanos, así que es muy importante. Esto es consciencia, en breve, el tratar de hacer algo bueno. Es nuestro espíritu. 

Nosotros no sabemos porqué debemos tratar de mejorarnos a nosotros mismos. Nadie sabe. No hay una razón para ello; está más allá de toda discusión. Nuestra verdadera naturaleza es tan grande. Está más allá de toda comparación, más allá de nuestro entendimiento intelectual, así que no tiene ningún sentido pensarla. Aquellos que están conscientes de ella se van a reír de ti si discutes acerca de porqué es así. “¿De qué estás hablando?” Es un problema demasiado grande para discutir. Es por esto que hacemos reverencia ante el Buda. 

Del registro más antiguo de una conferencia de dharma dada por Suzuki Roshi, la cual se llevó a cabo en Los Altos, California, el 22 de Julio de 1965. Publicada con permiso del San Francisco Zen Center. 

ACERCA DE SHUNRYU SUZUKI ROSHI

Shunryu Suzuki Roshi (1904-1971) llegó a los Estados Unidos de América desde Japón en 1959 y fundó el San Francisco Zen Center. Es el autor de Zen Mind, Beginner’s Mind, su aproximación a la enseñanza del Zen Soto continúa teniendo una enorme influencia en el budismo en Occidente. Su artículo acerca de este tema, “Wisdom Seeks for Wisdom” viene del registro más antiguo de una plática de dharma, dada por él el 22 de julio de 1965 –y publicada y disponible por primera vez este año. 

ACERCA DE RATNA DAKINI

Ratna Dakini es una yoguini budista tibetana, bailarina, poeta y traductora originaria de México. Desde el 2013 es alumna de Yongey Mingyur Rinpoche y forma parte de la Comunidad de Meditación de Tergar. Ha publicado dos libros de poesía de dharma; bird yes y Sunbird. Actualmente da clases de yoga y comparte poesía y danza a través un boletín electrónico mensual.